Novias por encargo

 

Novias por encargo

A lo largo de siglos, incontables almas humanas fueron desarraigadas de su patria en busca de una vida mejor. Entre estas se encuentran las de los que se vieron obligados a dejar sus países, para buscar un trabajo que les sacase de la miseria, y las novias por encargo de la primera mitad del siglo XX.

Eran tiempos en que las guerras mundiales, la pobreza y el hambre acechaban en el mundo, algunas mujeres tuvieron que sacrificarse para que su familia pudiera sobrevivir. Esto sucedía, por ejemplo, en la Grecia de 1922 y en otros países como Rusia y Turquía. Algo que a algunos de nosotros hoy nos cuesta imaginar. Familias con muchas hijas, que no tenían ni dote ni dinero, enviaron a sus chicas a casarse en Estados Unidos o , con hombres que la mayoría de las ocasiones nunca habían visto o sólo había visto en fotografía.

Estas novias se preparaban y amontonaban en grandes barcos que las llevaban junto con todos sus sueños, esperanzas y agonías, a lugares desconocidos para encontrarse con el hombre que las había escogido. En muchos casos el compromiso o el matrimonio – por poderes - tuvieron lugar mucho antes de que las chicas jóvenes comenzasen su viaje. Los inmigrantes griegos en tierras lejanas, buscaban mujeres griegas para crear sus familias, y las mujeres en Grecia lo vieron como un intento desesperado de sobrevivir. De hecho, todo el tema estaba basado en la necesidad de supervivencia, ya que para ellos también era cuestión de honrar y continuar el apellido familiar. Si una chica cambiaba de opinión y se negaba a cumplir con lo acordado, entonces toda la familia era marcada - ya que se les consideraba poco fiables - y ninguna otra chica de la familia podría ser escogida.

Los barcos con las novias se llenaban en toda su capacidad en cada viaje y cada novia llevaba consigo una historia personal diferente. Dolor, miedo, melancolía por la vida que viene y la vida que pierde. Amores dejados atrás. Estas mujeres no tenían ni la opción y la oportunidad de vivir un amor que las llevaría a una vida feliz o al menos a unos pocos momentos felices. No es sólo tener que emigrar, es también el esas relaciones románticas y la esperanza las que morían todos los días en el mar, desde que se embarcan, hasta el momento de llegar a su desconocido destino.

Novias por encargo
Los pactos de matrimonio se hacían a través de casamenteros, algún conocido que había emigrado antes, o a través de la parroquia del pueblo, que muchas veces mediaban para facilitar el proceso. El novio enviaba una foto y detallaba que deseaba y adjuntaba la foto de la chica que había elegido para ser su esposa. Por supuesto, las trampas eran muchas ya que muchas veces las fotos no se correspondían con la realidad. 

Entonces la situación se tornaba realmente trágica ya que muchas mujeres que embarcaron, se quedaron esperando en el muelle pero nadie las reclamó, dejándolas solas y en la calle y sin dinero para volver, algunas al borde del suicidio y otras que se vieron explotadas para poder sobrevivir. Algunas de ellas ni tan siquiera llegaron a ver ese nuevo mundo, ya que optaron por hundir su vida en las aguas del océano y de este modo evitar enfrentarse a un futuro que no querían aceptar. Almas débiles o incluso valientes, todas cargaban encima con el peso de una vida impuesta.

El director de cine Pantelis Voulgaris creó en 2004 una película, convertida ya en un clásico, a cerca de estas novias en tiempos de guerra. 700 mujeres en un barco con destino a América. De todos los puntos del país y todas con historias diferentes. Inocentes chicas con alma negra de tristeza y sonrisas amargas en los labios. En esos tiempos, no era fácil ser mujer, y menos si eras poble. Nunca es fácil ser mujer. Esto ya lo confirman los el dialogo de la protagonista con la frase "somos mujeres". Puede parecer un error gramatical pero no lo es. Simboliza todo por lo que las mujeres de aquella época tuvieron que pasar, por el mero hecho de nacer hembras.

Los matrimonios arreglados a través de casamenteros de un lado a otro del planeta, continuaron durante décadas. En 1956 el barco llamado "Kyrenia" comenzó su viaje con destino Australia. Las chicas cuando llegaron se encontraron con un mar de chicos jóvenes bien vestidos con ramos, entre los cuales debía encontrarse el que sería su futuro marido.

En Grecia hace ya cincuenta años que los matrimonios no son concertados.

Hoy leyendo sobre ellos y viendo algunas de las escasas películas que tocan este espinoso tema, nos preguntamos cómo es posible que hechos así pudiesen haber sucedido y a tan gran escala.

Sin embargo en el resto del mundo, estos tristes acontecimientos, no pertenecen al pasado ya en pleno siglo XXI, aun hay países y religiones que continúan utilizando utilizando el sistema de emparejar a los jóvenes, a través de casamenteros o con el sistema de novias por encargo.

Las cosas han cambiado drásticamente con las nuevas tecnologías, el proceso se vuelve tan anodino como comprar un par de zapatos online. Los novios - la mayoría de los casos son hombres, pero también hay mujeres que utilizan ahora ese sistema - buscan a sus futuras parejas desde la comodidad de su casa, ya que tan solo se encuentran a un clic de distancia. Se ha creado toda una industria a expensas de chicas jóvenes que literalmente se venden en línea. Los países que ofrecen chicas, como quien entra en un bazar, son muchos: Vietnam, Brasil, China, Tailandia, Ucrania, Colombia, Filipinas, Rusia, etc., y los hombres ucranianos, rusos, coreanos, ingleses y alemanes están a la cabeza de la lista en la búsqueda. Muchas de estas mujeres han sido asesinadas por sus maridos o abusadas. Sin embargo, el mercado de las novias por catálogo aguanta bien ya que el comercio de la felicidad y la esperanza no parece tener fin.

De hecho, aprovechando que el tema ya no es tabú, Netflix ha hecho un par de docuseries donde se ven casos actuales, en tiempo real.

Las personas que no tienen nada que perder más allá de sí mismas, antes se juntaban en barcos, y hoy se comercializan por internet y por las redes sociales, como productos consumibles, con la esperanza de que sus vidas mejoren.

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